miércoles, 21 de abril de 2010

EL MODELO KEYNESIANO

Desde hace muchos años los economistas han tratado de explicar, basados en un modelo, el comportamiento de los fenómenos que afectan la actitud de las personas ante ciertas circunstancias. Así desde Adam Smith hasta Alfred Marshall la conducta económica, que explicaba desde un punto de vista macroeconómico, contemplando los aspectos individuales, y fue la base de la Teoría Económica. Sin embargo a pesar de toda su estructura lógica, se
volvió un sistema insuficiente en la toma de decisiones macroeconómicas, sobre todo durante la depresión de los años de la década de los treinta.
Fue precisamente durante los años mencionados que el economista norteamericano John Maynard Keynes publicó en 1936 su obra "TEORIA GENERAL DEL EMPLEO, EL INTERES Y EL DINERO", de gran valor histórico que significó una revolución en el ámbito económico.

SECTOR REAL DE LA ECONOMIA:

EL CONSUMO:

Keynes retoma el enfoque tradicional en el cual el ahorro es complementario con el consumo, sobre este último existen varias teorías. Keynes supuso una función lineal cuya pendiente es la propensión marginal a consumir. El Ahorro es considerado como variable residual (Y-C). Para la función anterior se supone un nivel de consumo autónomo que se realiza aunque no haya ingreso, se desahorra pues para subsistir. También en el punto donde la línea de ingreso es igual al gasto en bienes de consumo el ahorro es igual a cero. Para niveles de ingreso superiores el ingreso es mayor que el consumo y permite el ahorro. Función Consumo y su relación con la función de Ahorro personal. El Ahorro es considerado como variable residual (Y-C). Para la función anterior se supone un nivel de consumo autónomo que se realiza aunque no haya ingreso, se desahorra pues para subsistir. También en el punto donde la línea de ingreso es igual al gasto en bienes de consumo el ahorro es igual a cero. Para niveles de ingreso superiores el ingreso es mayor que el consumo y permite el ahorro.

INVERSION:

Se puede expresar mediante la ecuación:
I = I´ - bi, b mayor que 0
Donde:
I´ = Inversión autónoma
b = Eficiencia marginal de la inversión. En este caso es equivalente al grado de respuesta de
la inversión ante variaciones en tasa de interés.
i = tasa de interés

MODELO IS-LM

La Curva IS:
Los puntos principales respecto a la curva IS son:
a) La curva IS es la función de las combinaciones de tasas de interés y niveles de ingreso tales que, con ellas, el mercado de bienes alcanza el equilibrio.
b) La curva IS tiene pendiente negativa, porque al aumentar la tasa de interés se reduce el gasto de inversión planeada y por lo tanto, también se reduce la demanda agregada, ésta a su vez, reduce el nivel de ingreso de equilibrio.
c) Cuanto menor sea el multiplicador y cuanto menos sensible a las variaciones de la tasa de interés sea el gasto de inversión, mayor será la pendiente de la curva.
d) La curva IS puede desplazarse por las variaciones producidas en el gasto autónomo. Un incremento de éste que incluye un aumento del gasto público desplaza la curva, hacia afuera, a la derecha.
e) En los puntos situados a la derecha de la curva, se producen excesos de oferta en el mercado de bienes y, en los situados a la izquierda, hay exceso de demanda de bienes.

La Curva LM:
Los puntos más importantes respecto a la curva LM, son los siguientes:
a) La curva LM es la función de las combinaciones de tasas de interés y nivel de ingreso para las que se verifica el equilibrio del mercado monetario (en las cuales el mercado monetario se encuentra en equilibrio).
b) Cuando el mercado monetario está en equilibrio, también lo está el mercado de bonos. La curva LM, por lo tanto es también la función de aquellas combinaciones de nivel de ingreso y tasa de interés, para las cuales el mercado de bonos está en equilibrio.
c) La curva LM tiene pendiente positiva para una oferta monetaria fija dada, un incremento del nivel de ingreso que hiciese subir la demanda de dinero, irá acompañado de un incremento en la tasa de interés, este reduce la demanda de dinero y, por consiguiente, la mantiene al mismo nivel que la oferta monetaria.
d) La curva LM puede desplazarse a causa de variaciones en la oferta monetaria. Un aumento de la oferta produce un desplazamiento a la derecha de la curva LM.
e) En los puntos situados a la derecha de la curva LM, existe un exceso de demanda de dinero y, en los situados a la izquierda exceso de oferta monetaria.
Aquí se muestran las distintas combinaciones de tasas de interés y niveles de ingreso que nos dan el equilibrio tanto en el sector real de la economía como en el monetario. En las páginas siguientes se profundizará en lo que corresponde al sector monetario de la economía, sus efectos sobre el sector real, posibles políticas monetarias a seguir, y algunas críticas que han sido formuladas en contra de este modelo.

LA FORMULACION DE KEYNES

Keynes dividió la demanda de dinero en dos partes diferentes:
1) La demanda para transacciones o saldos activos para satisfacer los motivos de transacción y precaución que llevan a mantener saldos en efectivo y,
2) La demanda de saldos ociosos o de activos para satisfacer un motivo de especulación. Keynes calificó esas demandas M1 y M2 respectivamente. Fue en relación con la demanda por motivo de especulación que Keynes consideró explícitamente el rendimiento de los activos que compiten con el dinero en las carteras del público. Keynes adujo que los
individuos toman las decisiones de cartera después de haber comparado los intereses que no recibirían si mantienen dinero con la ganancia o pérdida de capital previstas si mantienen bonos. Este último aspecto depende de las previsiones que hagan en cuanto a los
movimientos de los precios de los bonos y el grado de certeza que atribuyan a las expectativas. Según Keynes, se formulan esas expectativas mediante la comparación del tipo de interés corriente con algún tipo previsto "normal" o que pueda mantenerse permanentemente. Si el tipo de interés observado es más alto que el tipo de interés normal, el público esperará que baje. Ahora Bien, como los precios de los bonos varían en proporción inversa al rendimiento, la expectativa de que bajen los tipos de interés significa un posible incremento de los precios de los bonos y, por consiguiente ganancias de capital. Cuanto más
alto sea el tipo de interés corriente mayor será la magnitud de las ganancias de capital previstas. ¿Por qué? Porque cuanto mayor sea la diferencia entre el tipo de interés corriente y el que quepa esperar que se mantenga, mayor será la probabilidad de que baje el tipo de interés (subirá el precio de los bonos) y mayor será la magnitud en que cabe esperar que baje. Así, pues, cuanto más alto sea el rendimiento corriente, más costoso son los saldos ociosos en relación con las ganancias de capital previstas a que se renuncia y con los
intereses que no se obtienen. En consecuencia, menor será la cantidad de dinero demandada para satisfacer el motivo especulación.
Siguiendo ese mismo razonamiento, si el tipo de interés observado es inferior al tipo normal previsto, las expectativas de que aumente el rendimiento de los bonos y disminuya el precio
de los mismos hace que el dinero en efectivo sea el activo preferido en las carteras del
público. A la persona que prevea la baja de los bonos a un ritmo que compense con creces el
interés que devengan se le ofrecerá un aliciente para mantener saldos en efectivo cuyo
rendimiento es cero, en lugar de bonos demasiado caros. En general, cuanto más bajo sea el
tipo de interés corriente, más unánimes serán las expectativas de que suban ulteriormente, lo
que haría incurrir en pérdidas de capital a los titulares de los bonos. Así, pues cuanto más
bajo sea el tipo de interés corriente mayor será el número de personas que prefieran
mantener saldos en efectivo en lugar de bonos y, por consiguiente, mayor será la cantidad
total demandada de dinero. La agregación de todas las decisiones de cartera individuales
describe una curva hacia abajo, M2= f(r), que relaciona la cantidad demandada de saldos
especulativos o de activos con el tipo de interés corriente.
En cuanto a los saldos para transacciones en la demanda total de dinero, es decir, la parte
que se mantiene los keynesianos sostuvieron que la función de demanda de dinero es muy
inestable y se desplaza erráticamente ante el efecto de las expectativas volátiles del mercado.
En segundo lugar, los keynesianos consideraron que, en periodos de grave depresión, la
función de demanda de dinero pasaría a ser horizontal (infinitamente elástica) al llegar a un
determinado tipo de interés mínimo. Indicaron que existía un nivel crítico de tipo de interés
positivo tan bajo que si el tipo corriente bajase efectivamente a ese nivel, no cabría prever un
descenso mayor y todo el mundo esperaría una subida. Dicho de otro modo, habría
unanimidad en que bajarían los precios de los bonos. El dinero en efectivo pasaría a ser un
sustituto perfecto de las tenencias de bonos, y la demanda de dinero sería insaciable, es
decir, infinitamente sensible a la más ligera variación del tipo de interés. Keynes calificó esa
condición patológica de preferencia absoluta por la liquidez. En dichas condiciones todo
aumento de la oferta de dinero quedaría completamente absorbido en saldos de dinero
ocioso, sin que se redujeran los tipos de interés. Así, pues, si el banco central intervenía para
aumentar la oferta de dinero mediante la compra de bonos en el mercado abierto, la menor
cotización al alza de los precio de los bonos llevaría sencillamente a que el público vendiese
los bonos en su poder al banco central y absorbiese el producto en efectivo y de la venta
efectuada. Puesto que, alcanzado el nivel mínimo del tipo de interés, la demanda de dinero
efectivo es insaciable y la disposición a vender bonos absoluta, por cuantiosas que fueran las
operaciones de mercado abierto no habría forma de sobreponerse a la preferencia absoluta
por la liquidez ni de lograr por medio alguno que los tipos de interés alcanzasen un nivel
inferior.
Los economistas keynesianos señalaron que tanto la inestabilidad como el carácter
infinitamente elástico de la función de demanda de dinero tenían repercusiones desfavorables
para la política. La inestabilidad de la función de demanda de dinero significaba que era
imposible prever con exactitud los efectos de la política monetaria. Ante una función de
demanda de dinero volátil e imprevisible, las autoridades no podrían saber nunca si las
variaciones de la demanda ampliarían o anularían las variaciones de la oferta de dinero
inducidas por las medidas de política. Además, aun en el caso de que las autoridades
monetarias pudieran pronosticar el comportamiento de la demanda de dinero, la política
monetaria seguiría siendo ineficaz en condiciones de preferencia absoluta por la liquidez. En
este último caso, los incrementos de la oferta de dinero no influirían en el ingreso nominal ni
en la actividad económica por el intermedio del tipo de interés.
Como los tenedores de saldos en efectivo no estarían dispuestos a comprar bonos, no
subirían los precios de éstos y, por consiguiente, tampoco bajarían los tipos de interés para
estimular el gasto de inversión. Además la inyección monetaria no entraría en la corriente de
gasto. Por el contrario, toda creación de dinero quedaría absorbida por los saldos de dinero
ocioso, es decir, la economía habría caído presa en la trampa de la liquidez.
En resumen, los economistas keynesianos argumentaron que, en períodos de grave depresión
económica, las variaciones de la masa monetaria quedarían anuladas por variaciones
compensatorias de la velocidad.
LA OFERTA Y DEMANDA MOMETARIA RECONOCIENDO ESPECULACION:
En una economía con dinero papel existe como acabamos de ver una demanda por dinero,
pero también, como en todo mercado, existe una oferta, en este caso una oferta de dinero.
¿Qué dice el modelo de Keynes sobre la oferta monetaria?
Keynes plantea una función de oferta y demanda de saldos de efectivo, es decir, en función
de existencias y no de corrientes. Es una teoría sobre el comportamiento, respecto del
atesoramiento y desatesoramiento de los tenedores de riqueza. Cuando los tipos de interés
están por debajo de los considerados normales, las personas emplearán efectivo inactivo para
adquirir bonos.
Con el fin de determinar el papel que juega la especulación se supone que se pueden tomar
los conceptos normales prevalecientes sobre precios y bonos según se dan en cualquier
momento en particular, los que reflejan experiencias del pasado (inmediato y distante) según
las percibe cada individuo, modificadas por cualquier información, razonamiento o
corazonadas que pueda tener acerca del modo que lo futuro pueda diferenciarse de lo
pasado.
Dadas la idea del tipo normal que tiene cada poseedor de riquezas y la cuantía de los
recursos que cada uno posee. Así a los presentes tipos de interés "altos", presumiblemente
sería poco el deseo de tener efectivo, y muy grande el deseo de tener bonos. Esto es, los
bonos parecerían ser baratos y casi todo el mundo preferiría tener el activo que a la vez de
un rendimiento y se espera suba de precio o, en el peor de los casos no baje. Las únicas
personas que aún prefieren dinero serían aquellas pocas que pensaran que era probable que
los precios de los bonos -aunque ya bajos según el juicio de otros- bajaran lo suficiente para
barrer el rendimiento. En el otro extremo a tipos de interés muy bajos, casi todas las
personas esperarían una baja en los precios de los bonos y, por lo tanto, preferirían ser
tenedores de efectivo. Para cada tipo intermedio entre estos extremos podríamos hallar
también el volumen agregado de tenencias preferidas o deseadas, tanto de bonos como de
dinero.
Los resultados de este análisis hipotético de la demanda de efectivo (para especulación) es
mostrada en el siguiente gráfico:
Se ha estado describiendo la demanda de dinero como un activo -como la alternativa de
tener bonos-. Esta demanda monetaria tiene que ser mirada como una demanda que es
adicional a la demanda de dinero para transacciones. Así, la demanda monetaria total tiene
dos partes: una demanda para transacciones, que es proporcional al nivel de producto y una
demanda de "activo" o "especulativa" que es, ceteris paribus, una función del tipo de interés.
Si se supusiera una tasa de interés dada y se considerara los niveles de precio o producción
como la variable que igualara la oferta y la demanda monetarias y que esta última está dada
y que la tasa de interés (r) hace iguales la oferta y la demanda, podemos tener lo siguiente,
ilustrado gráficamente:

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